martes, 28 de agosto de 2012

Pequeños empresarios: los Javier Culson de la economía boricua


Fue la carrera del país. Todos estuvimos pendientes esa tarde del lunes donde uno de los nuestros nos representaba con gallardía. La cita era a las 3:45pm, todo el pueblo se detuvo para ver a uno de los suyos correr en nombre de la patria como parte de las Olimpiadas 2012 en Londres.
Nos sembraron la esperanza de escuchar por primera vez La Borinqueña en unos juegos olímpicos. La presea dorada era el objetivo. Javier Culson Pérez era el encargado de conseguirla. Para eso, entrenó y se preparó con tesón y disciplina. Tenía todas las de ganar y más de cuatro millones de porristas que le deseaban lo mejor.
El resultado fue una reñida y honrosa medalla de bronce. Primero hubo pena y algo de frustración por parte de Culson. Luego el pueblo le dio animo y aliento suficiente para quitarle el peso de encima que tuvo para obtener la primera medalla de oro boricua.
Todos querían el “oro”, pero la única persona que podía lograrlo era Javier. Nadie más. Sobre sus hombros estaba la esperanza del país entero, de un banco y demás auspiciadores, de los medios de comunicación y hasta de las redes sociales. Demasiada responsabilidad y presión para alguien que se enfrentó a la crema y nata del atletismo mundial.
Javier Culson, cual empresario, tuvo que enfrentar a su competencia más fuerte, a los más exigentes clientes y la ausencia de sus seres queridos. Tuvo que preparase, dedicarse y sacar la cara por el país, al igual que los pequeños y medianos comerciantes en la economía de Puerto Rico. Todos quieren paliar la crisis económica, pero nadie quiere hacer algo por ella.
Muchos empresarios se entrenan para abrir sus negocios, otros compiten sin el entrenamiento adecuado. Unos corren solos, otros con el respaldo de su comunidad. Todos tienen el mismo objetivo: tener éxito y sobrepasar los obstáculos que se encuentren en el camino.
Son muchos los aspectos que necesitan conocer los emprendedores y empresarios para que sus negocios echen pa’ lante y así se desarrolle positivamente la economía del país. No solo es ayudarlos a establecerse, es darle la mano en el proceso de crecimiento y fomentar la compra de productos y servicios hechos aquí. Es un trabajo en equipo que requiere dedicación y compromiso. La misma receta de Culson para alcanzar la meta: entrar al medallero de las economías emergentes y sacar la cara por Puerto Rico con el desarrollo de la industria netamente puertorriqueña. Al fin y al cabo, ésta también es la carrera del país.