Había que pagar el agua, estaba atrasada. También el servicio eléctrico y el telefónico. Primero se llevaron el agua, luego el teléfono. Las náuseas y los dolores de espalda incrementaron de solo pensar que tumbaran la luz. Esta es la historia de una pequeña empresa puertorriqueña que lucha por salir adelante en tiempos de crisis. La semana pasada fue buena, hubo para pagarle a suplidores, empleados y préstamos. Siempre hay dinero corriendo en la calle, pero no se sabe con certeza cuando llegará a la máquina registradora.
El dinero siguió corriendo y no llegó cuando se necesitaba. Las facturas estaban ahí, inertes y pedían acción.
Esos días los clientes no quisieron llegar. El dinero no entraba. Así de fácil es la ecuación. Siempre el negocio se mantiene operando, se trabaja fuertemente y se espera la remuneración, pero, a veces no llega.
Mientras esta pequeña y mediana empresa puertorriqueña pasa las de Caín, se realiza la convención demócrata, la semana pasada la republicana y así, cientos de sucesos que nos llevan al mundo de la fantasía, del american dream y del marketing. Siempre hay entretenimiento.
Sube el telón aparece Michelle Obama
La primera entrega republicana fue patética, la secuela demócrata mucho mejor. Más dramatismo, más pasión y mejor presencia escénica. Los protagonistas dominan el discurso político y logran conectar con la audiencia.Acá, embelesados al son del poder mediático, de la sincronización y la adrenalina causada por la sencillez de unas palabras y el carisma que lo acompañaba.
No estamos acostumbrados a ese tipo de entregas. Esperábamos más ciencia ficción y nos presentaron un drama real que caló en el espíritu combatiente de muchos.
Igualdad, inclusión, lucha, solidaridad, compromiso, familia; son las palabras que puede usar cualquiera para lograr cierto grado de empatía. El mensaje de la primera dama se basó en eso. Imagino los donativos multiplicándose como un teletón o un canal de ventas donde magicamente van subiendo la cantidad de piezas vendidas.
Baja el telón, sigue todo igual
Paralelamente un pyme boricua ruega para que no le corten la luz y lleguen a reconectarle el agua y el teléfono que pagó con una tarjeta de crédito.Esto no es ficción ni drama, es la dura realidad de los comercios locales. De la gente normal, de los que no tienen palas y de los que están desempleados porque no hay cama pa' tanta gente.
Esta pyme no quiere cerrar pero ganas no le faltan. Ese recién graduado no quiere irse de la patria pero no le queda opción, ese desempleado se reinventa pero tampoco encuentra salida ¿Dónde van a trabajar los graduados? ¿Habrá clientes para las pymes? ¿Cuál es la solución a esta crisis? ¿La dirán en la convención demócrata o la expresarán acá en un debate nuestros candidatos a la gobernación? ¿Le habrán cortado la luz a ellos? ¿Sabrán lo que es no tener un peso en el bolsillo?
Por lo menos los Obama hicieron un préstamo estudiantil. Acá los acompañamos con las deudas, el plástico y una desigualdad socioeconómica que cada vez se hace más grande. Hay gente que puede pagar fianzas de cuatro millones de dólares y otros, simplemente, agradecemos tener que comer.
Genial. Triste, pero cierto!
ResponderEliminarGracias por visitar. Saludos :)
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